Can Bosch (֍ Michelin Stars)

Desde el primer contacto al realizar la reserva hasta el momento de despedirnos, la experiencia en este restaurante con una estrella Michelin ha sido impecable. El cuidado y la atención que recibimos se reflejan en cada detalle, desde el amable recibimiento por parte del personal, hasta la atención personalizada de los dos propietarios y la grata visita del chef al final del servicio. Solicité una mesa cerca de la ventana y, sin ningún inconveniente, se nos concedió. La persona encargada de atendernos durante toda la comida estuvo en todo momento atenta, explicándonos con detalle cada uno de los platos y hasta aconsejándonos sobre cómo capturar las mejores fotos de nuestros platillos. Este es uno de los pocos restaurantes que ha cumplido con todas nuestras expectativas, destacando aspectos que consideramos fundamentales: una mesa amplia, una distancia adecuada entre mesas, un servicio continuo por parte del mismo camarero, y, por supuesto, la calidad excepcional de los platos. Uno de los desafíos en restaurantes de este nivel es la inclusión de productos poco habituales o desconocidos, como el gazpacho de jalapeño, algo que probablemente no habríamos elegido por nuestra cuenta. Sin embargo, al optar por el menú tradicional, nos dejamos sorprender y el resultado fue más que gratificante. Al final de la comida, nos surgió la habitual pregunta: ¿cual es el plato estrella? Nos fue difícil decidirnos por uno en particular, ya que todos fueron espectaculares, desde los crujientes aperitivos hasta los platos principales, como el arroz negro, el ravioli de seta y trufa, el pescado del día (cola de rape) y el jarrete de ternera cocido a baja temperatura. El menú tradicional ofrece una experiencia que, sin duda, cumple con las expectativas de un restaurante con estrella Michelin, y lo hace a un precio razonable. La despedida fue tan agradable como el resto de la comida, acompañados por el chef y los propietarios, quienes mostraron un genuino interés por conocer nuestra opinión sobre la experiencia, algo que valoramos enormemente. Su cercanía y atención fueron constantes, pero sin resultar intrusivos, lo que redondeó una experiencia excepcional.

From the first contact to make the reservation to the moment we said our goodbyes, the experience at this Michelin-starred restaurant has been impeccable. The care and attention we received were reflected in every detail, from the warm welcome by the staff to the personalized attention from the two owners and the pleasant visit from the chef at the end of the service. I requested a table near the window, and without any inconvenience, it was granted. The person responsible for attending to us throughout the meal was always attentive, explaining each dish in detail and even advising us on how to best capture photos of our plates. This is one of the few restaurants that has met all of our expectations, excelling in aspects we consider fundamental: a spacious table, adequate distance between tables, continuous service from the same waiter, and, of course, the exceptional quality of the dishes. One of the challenges at restaurants of this level is the inclusion of unusual or unfamiliar products, such as the jalapeño gazpacho—something we probably wouldn't have chosen on our own. However, by opting for the traditional menu, we allowed ourselves to be surprised, and the result was more than gratifying. At the end of the meal, the usual question arose: what is the standout dish? It was difficult to decide on just one, as all of them were spectacular, from the crispy appetizers to the main courses, such as the black rice, the mushroom and truffle ravioli, the fish of the day (monkfish tail), and the slow-cooked veal shank. The traditional menu offers an experience that undoubtedly meets the expectations of a Michelin-starred restaurant, and it does so at a reasonable price. The farewell was as pleasant as the rest of the meal, accompanied by the chef and the owners, who showed a genuine interest in knowing our opinion of the experience—something we greatly appreciated. Their warmth and attention were constant, yet never intrusive, which rounded off an exceptional experience.